Campeonato Nacional Bosque City Battles, Gran Avenida, paradero 37. Fui con mi hija, en son de observar y hacer vida social, resignada a mi situación física, plenamente consciente de mis limitaciones.
El lugar estaba atestado de gente, la música hacia explotar el salón, el ambiente estaba mas que prendido y las batallas furiosas. En todos lados se bailaba; en el salón principal habían 2 círculos MUY encendidos, aparte del circulo de batallas, sobre un gran mosaico que estaba en el patio central del lugar bailaban algunos bboys, en el hall de entrada aun mas breakers sacandole brillo al piso, extasiados, en comunión. Bboys y Bgirls de todo Chile, muchos conocidos, y mas desconocidos. Una nueva generacion de B-boys y B-girls se hace notar, y los grandes personajes de la vieja y no tan vieja escuela presente...eso siempre me pone feliz. Veo que hay recursos humanos dispuestos a seguir encarnando este movimiento que se crea a partir de lo que se hace y no de lo que se pretende.
Me siento desplazada también, en parte por mi propia falta de rigurosidad, en parte por mi edad, en parte por mi situación física. Una sensación nueva me invade, no es frustración, tampoco resignación...sino mas bien ansiedad por emprender luego un nuevo camino, re inventarme, seguir vigente sin morir en el intento. El ego.
Necesito hacer madurar mi baile junto con el resto de mi vida, porque no existe la opción renuncia en este momento. Por ningún motivo.
Quiero bailar, necesito bailar, no puedo NO bailar, es una necesidad de mi mente, de mi corazón, de mi cuerpo. Lo confirme ayer, en el Campeonato Nacional Bosque City Battles, cuando como espectadora sentí el llamado a moverme, formar parte de ese ritual de comunión que nutre el alma de los que sienten esta pasión.
Un beso y mi sincero respeto a los lockers que compitieron, a los B-boys y B-girls que se entregaron con todo, y felicitaciones a los ganadores.
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